la plaza de mi barrio no es la plaza de mi barrio. es otra. es esa plaza donde yo leía cuando el sol ya estaba bajito, y los chicos jugaban a la pelota demasiado cerca; siempre con miedo yo, a los pelotazos ahí. hay una fuente vacía, un prócer a caballo y una parte para picnic y otra para ver las plantas. una glorieta a medio crecer frente al arenero de los nenes más chicos, y la joya de la plaza: una calesita como las de antes, con sortija y todo.
este símbolo de mi recién salida infantiliscencia me lleva a lugares extraños. no se queda quieto en el recuerdo: la extraño, planeo mudanzas para retomar mis rituales perdidos, voy de visita y paso por ella entre turista y dueña de los poderes secretos de ese sitio tan más menos mío. pensándolo un poco con liviandad, lo mismo me sucede con mis ex novios.
y con mis ex compañeros de colegio, con mis ex instituciones amigas, con mis ex lugares favoritos, con mis ex ídolos musicales..
siempre así: entre turista y dueña de los poderes secretos de esos sitios, tan, más menos míos.
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