domingo, 19 de abril de 2009

oh oh oh

te despertás un buen día, nada extraño sucedió.
conocés tus zonas, las oscuras, las otras. podés definir qué te ocurre cuando te ocurre eso que, a veces, la mayoría de las veces, sigue asustándote. no te detenés, ya probaste eso y sabés que detenerte es peor. notás que por la noche, ese día, hacés algo que te gusta mucho. y lo mismo pasa mañana y pasado. siempre hay algo en cada día que lo hace valer. seguís. lo hacés. seguís. lo hacés.
te despertás un buen día, nada extraño sucedió. caminás por la calle, sabés que encontraste que dentro tuyo está saltando a salto diminuto una figura de la que no querés hablar, pero qué contenta te pone. salta, grita diminutamente pero como en la cancha, te sonrie. será verdad lo que escuchás decirle de todas esas maneras? será cierto nomás? tanto tiempo sin dar bola a ese figurín que te canta las 40; te mordés los labios de la bronca. pero la adrenalina de la escucha es mayor. te acordás de todo lo que te gusta, te asombrás porque la lista es importante. te preguntás si habrás entrado en una de tus etapas de loco optimismo, tanto o más neuróticas que las otras.
no estás optimista, decís. estás feliz. y nada extraño sucedió.

1 comentario:

León dijo...

Parece extraño decir "Felicidades" a alguien que está feliz.
¿"Felicitaciones", entonces?
Tampoco.
Mejor que cualquier frase hecha (aunque hecha para otras ocasiones) es lo espontaneo.
Y lo espontaneo en este momento, para mí, es simplemente decirte que me alegra. Inocente y desinteresado, simple y sin mucho motivo... me alegra

Un beso.