el biopolítico italiano G. Agamben adjunta una nota muy curiosa con respecto al comportamiento de las garrapatas en su libro "lo abierto"; libro en el que indaga el concepto estado de excepción desde la analogía con la brecha que existe/existiera entre el hombre y el animal.
vamos con la nota:
"...este animal (la garrapata) está privado de ojos y sólo encuentra su lugar de acecho gracias a la sensibilidad de su piel a la luz. Este bandido es completamente ciego y sordo, y sólo percibe que su presa se acerca por el olfato. el olor del ácido butírico, que emana de los folículos sebaceos de todos los mamíferos, actúa sobre él como una señal que lo empuja a abandonar su sitio y a dejarse caer a ciegas en dirección de la presa. si la buena suerte lo hace caer sobre algo que emana calor (...), eso significa que ha alcanzado su objetivo, el animal de sangre caliente, y entonces ya no necesita más que de su sentido del tacto para encontrar un sitio lo más falto de pelos posible y hundirse hasta la cabeza en el tejido cutáneo del animal..."
ahora, parece que hubo una prueba in vitro que privó a la garrapata de esta relación amorosa, que es todo lo que ella es. y hete aquí, que el bicho, otra vez digo, definido, determinado, exclusivamente por esta relación con su entorno, sobrevivió lo mismo-.
agamben remata la nota con una pregunta: - ¿qué sentido tiene hablar de "espera" sin tiempo y sin mundo?-
continuará..
No hay comentarios:
Publicar un comentario