a A. Di Benedetto y a mi madre.
días cargados de muerte:1) abducida.
oscurecía. yo tenía sed de algo, algo no muy específico, hubiera estado bien detenerse en ello, meditarlo, pero no fue así; algo que me tomara, algo que me hiciera suya, que me llevara a algún lugar. estaba aburrida. una vez similar apareció él con su risa de todas partes, eso sí que fue divertido al principio. yo seguí la risa y funcionó mi plan, al principio. si hubo situaciones similares en el medio, me concedo la indiferencia. pero en esta ocasión no estoy hablando de amor, hablo de otro tipo de violencia. encontré un múltiplo al cuadrado del estado de mi alma, que estaba ahí; tomándome, haciéndome suya, en un lugar bastante alejado de aquí.
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