mirame a los ojos y decime que esto está sucediendo. mirame a los ojos y decime que la realidad que acá nos une puede sobrevivirnos. mirame a los ojos y decime que me amás.
ni leonor benedetto en rosa de lejos; ni delfy de ortega en el amor tiene cara de mujer llegaban siquiera a la zona previa al cono de niebla en el que a veces me siento, habiendo dado rienda al despliegue de todos los clichés del melodrama.
no sé si se trata de una cuestión generacional o si es más bien un temita propio, pero resulta que las aguas pantanosas que unen a los cuerpos se me hacen difíciles de remar.
no entiendo. no entiendo. no entiendo.
quiero cocinarle huevos duros a un chico suave y sonriente; y pasarnos todo el día tirados en la cama, como canta nuestro rock nacional. es eso una epopeya? padezco de insanía? estoy desactualizada? no sé estar sola? el borde los 30 ya es un destiempo para eso? todos los chicos suaves y sonrientes están, ya, ca(r)gados? los chicos suaves y sonrientes dejaron de existir? hago las cosas mal? estoy, ya, ca(r)gada? ad infinitum.
parece que uno se acerca a los 30 años sin un perro y una relación estable, y pasa a formar parte automáticamente de un séquito curioso: los que temen al compromiso, los que detestan el compromiso, los que están comprometidos con otras cuestiones, los descomprometidos, y, la inconformidad volando bajito, arriba de cada uno de estos pintorescos conjuntos. lo curioso de esta pertenencia es, sobre todo, lo que se naturaliza. se entiende que si estamos solos es, o porque somos una especie de fracasados en general, o porque siempre querremos estarlo. esta creencia se da también intragrupo.
he aquí algunos casos frecuentes:
*salís con un tipo, o no, porque no se llega a eso. salís con una amiga, te encontrás con un tipo que conocés, surge una especie de encuentro furtivo, fin-
*salís con amigos, conocés a un tipo, te pasás el teléfono, semanas de mensajes de texto al decir de: - hola, qué onda?- bien, vos? qué onda- todo bien. qué onda?- fin-
*salís con un ex, fin-
*conocés a un tipo, parece haber cierta compatibilidad, vas a tomar algo con él, la pasan increíble, fin-
la continuidad no se contempla. todo es aquí y ahora y pierde espacio cualquier tipo de proceso en común, con ello, cualquier tipo de relación inesperada. no existe el conocerse. no existe el conocer más a nadie, pareciera. yo entiendo que hay momentos en los que uno tiene que cerrar trato, acordar con uno, decir, -ok. esto es lo que soy-, o algo más o menos así es a lo que me acerco. pero parece que eso también incluye a los vínculos sociales. tenemos: los amigos que quedaron del secundario, los compañeros del trabajo, los amigos de la facultad, gente que uno conoció en alguna práctica compartida, amigos de esos, y basta para mí basta para todos, a los 28 añitos vamos cortando las apuestas porque.. por qué?
porque estamos cansados, aburridos, podridos: de sufrir, de no hacerlo, de que funcione y después no funcione, de ilusionarnos, de sentir. de cambiar? cansados de una metamorfosis constante que nada revoluciona, temerosos del verdadero giro, cagados en las patas de que todo se congele ahí, justo justo ahí, cuando uno no estaba tan seguro, estaba viendo qué onda, haciendo la suya de ese momento. qué cagada.
extraño estar enamorada, en síntesis. extraño imaginar la cara de alguien cuando me voy a dormir, su rostro, al decir de Levinas: el rostro como la extrema precariedad del otro. Paz, como un despertar a la precariedad del otro.
1 comentario:
Aliené,
Comencé a escribir un comentario y el texto se me hizo tan largo que preferí dejarlo como nuevo post en mi blog (te doy mi palabra que busqué distintas maneras de decir "post en mi blog" y no encontré otra manera que esa porquería).
Lo que escribís me recordó tanto mi infancia que escribí lo de "El talón de Aquiles..."
Gracias!
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